Viriato y Numancia, símbolos de la resistencia.
Viriato era un caudillo lusitano que en el año 150 a.C se convitió en el líder de la lucha contra la dominación romana. Cercado por el pretor Cayo Vetilio en el 147 a.C., consiguió romper las líneas romanas y, con un millar de incondicionales, escapar hacia Tríbola y atraer a sus perseguidores a una emboscada en la cual sucumbió Vetilio.
Con esta victoria, Viriato decidió llevar la guerra hasta la meseta, donde derrotó a los cuestores Cayo Plaucio y Claudio Unimano, y ocupó Segóbriga. La reacción de Roma consistió en enviar un ejército consular mucho más poderoso que los que antes operaban en la península Ibérica, al mando del cónsul Fabio Máximo Emiliano, quien derrotó a Viriato en una batalla en campo abierto en el año 145 a.C., y le obligó a replegarse a Lusitania. Numancia fue una ciudad celtíbera que tiene gran importancia por su relevancia histórica como resistencia a la conquista romana. En este aspecto, es de destacar que Roma estableció en campamentos de asedio el mayor ejercito de su historia. Protagonizó uno de los momentos más importantes del pueblo celtíbero, ya que tras su caida, en el 133 a.C., finalizaron las Guerras Celtibéricas y se concluyó oficialmente la incorporación de la Celtiberia a el territorio provincial romano de Hispania.